sábado, 22 de febrero de 2014

De como cerrar ciclos y otras historias macabras o de como se termina la maestría


Hace 3 años, me veía sentada en mi escritorio en OPS, por obsesiva-compulsiva-workoholica como suelo ser , hacía más cosas de las que me correspondían, lo cual me provocaba una extraña sensación de  felicidad. Pero me daba cuenta que aquellas funciones que desempeñaba se me hacían cortas, quería mayor grado de dificultad en la vida, como siempre, verdaderamente como siempre, el cambio me hacía ojitos, deseaba crecer y aprender. Así es como el entrar al INSP a la maestría se volvió mi más grande anhelo.

Del INSP yo sabía desde mi primer trabajo en serio, la salud pública me gustaba, pero no fue hasta aquel 2011 que me sentí lista para dar el gran brinco. Después de exámenes, entrevistas y búsqueda de cartas que me recomendaran logré pasar los filtros acceder al Instituto y por supuesto a la beca de CONACYT.

La maestría hizo que tomará muchas decisiones importantes en ese momento: mudarme de ciudad, renunciar al trabajo y consolidar en todos los aspectos la relación con Guillaume, con quien a penas en ese momento, llevaba un año viviendo.

Los retos de comenzar una maestría alejada a tu carrera son muchos y se volvieron aún más grandes cuando a penas con un mes de haber comenzado las clases y aún sin habernos mudado de casa nos enteramos de mi embarazo. La felicidad fue infinita pero supimos que la maestría iría con grado de dificultad.

Poquito después de saber del embarazo, creo que solamente 7 días después, muere una de mis primas más cercanas, víctima del cáncer. Eso devastó en muchos sentidos mis ganas de seguir con la maestría, me sentía triste en verdad triste. A penas un mes después de eso murió mi abuelo.

En enero del siguiente año, con los trabajos y exámenes del fin del primer semestre me vino la amenaza de aborto. Nunca me había preocupado tanto. Ésto me llevó a estar en reposo absoluto un mes entero, mandando mis tareas y exámenes por internet y trabajando en equipo desde mi sillón gracias a la empatía de mi amiga Bárbara, compañera de trabajo en todos los equipos.

El segundo semestre con menos sobresaltos lo pasé. Asistí a prácticamente a todas las clases hasta las dos semanas antes de que naciera Isabella. Recuerdo aquellos martes eternos, llenos de materias con una barriba enorme, con miles de antojos y mi pequeña nadando de un lado para otro. Pienso que esas pataditas eran una exigencia de ¡Ve a dormir mamá! Petición a la que hacía caso aleatoriamente.

Nació la bebé terminando el segundo semestre. Y bueno, el tercer y cuarto fueron más ligeros en carga escolar, pero decidí realizar consultorías (mi eterno ánimo de buscar y cazar tormentas). Trabajo - Escuela - Bebé - Trabajo - Bebé - Escuela - Bebé. Así fue el último año de la maestría, mezclándose al final con el trabajo de tesis.

Ayer a penas terminé este ciclo con mi examen de grado. Presenté mi tesis al fin, tres años después de aplicar a la maestría, dos años y medios después de comenzarla y seis meses después de ser pasante. Y para agregar a los números casi cabalísticos, a 5 años de titularme de la licenciatura y de comenzar mi relación con Guillaume.

Me siento feliz, me siento liberada. Me topo con dos años complicados, pienso que los más pesados que he tenido en mis treinta años de vida en este planeta.  Me siento orgullosa de haber terminado esto a pesar de los pesares, me quedo con un sabor en la boca de "pude haber hecho más" como siempre, pero con la satisfacción de haber cerrado este ciclo.








miércoles, 29 de enero de 2014

Nada más definitivo que la muerte,
nada más intrigante que la vida,
nada más fuerte que el amor,
nada más difícil que el olvido

viernes, 23 de agosto de 2013

La vida en un suspiro



Hace un par de días me di cuenta que para el próximo año habrán pasado 15 desde que entré a la prepa. Pienso que esos tres años fueron cruciales para definir mi yo actual.

 Regresando aún más en el tiempo, creo que la secundaria no fue el tiempo más placentero para mí. Vivía un poco en el mundo del "deber ser", del cómo debía ser de acuerdo a la idea de mis papás. Desde la escuela de monjas veía la vida desde una burbuja, donde "más reventadas" o no, las chicas y yo veníamos de contextos similares; me parecía aburrido.

 Ñoña toda yo e inocente a más no poder, no quería decir que no me fijara ya en los chicos, solo que simplemente no los sabía tratar, sin primos de mi edad, sin vecinos con quien llevarme y en escuela de puras niñas... mmm, creo que no era lo más simple para mí. Pienso que en la vida se me van a volver a hacer las piernas como de hilito con algún chico, como con uno que pasaba por su hermana menor a la escuela, para mí era lo máximo y lo siguió siendo muchos años y afortunadamente a mi mejor amiga de ese momento le gustaba uno de sus amigos, así que no era la única mensa que se sentaba a esperarlo con un helado afuera de la escuela. 

 Platónico a más no poder durante tanto tiempo, resultó que a las vueltas de la vida yo también le gustaba (y mucho) solo que cuando regresó al escenario de mi vida, ya era un poco demasiado tarde. Como diría ma belle-famille: C'est la vie!

Bueno teniendo esa panorámica, el entrar a la prepa, mixta, una prepa pública de la UNAM (mi gloriosa prepa 6), después de una huelga que duró prácticamente un año; cambiando de escuela después de 10 largos largos años; la verdad llegar ahí fue toda una aventura.

 En la prepa se rompió la burbuja desde la que veía el mundo, con gente de todo, con diferentes orígenes, creencias, ideologías, estratos socioeconómicos, al fin me sentí parte del mundo, del diverso mundo.

 Creo que en la prepa me redescubrí como una ñoña, pero no una ñoña debora libros solamente, sino como una persona crítica, crítica de muchas normas, crítica de situaciones que no me parecían.  Me descubrí mi alter ego "rebelde", capaz de ser amiga de chairos, gente de izquierda (uy!), de darme cuenta que era feminista en muchos aspectos, que no me gustaban los chavos típicos sino los que tenían algún toque alternativo. Total que tanto me gustó la ondita que fui a parar a la tan temida (principalmente por mi mamá), Facultad de Ciencias Políticas.

 Disfruté la prepa como loca como loca en serio, no puedo creer que ya hayan pasado casi 15 años desde que entre a la escuela donde cantaba canciones con mis amigas en los pasillos, que disfrutaba ser talla 3 tragando las deliciosas hamburguesas texanas de afuera de la prepa, que me comencé a maquillar, que un chico tomó mi mano por primera vez y salí huyendo no sé porqué (aún me lo pregunto) y que a pesar de mis nuevos contacto al mundo exterior era aún tan boba que no sabía porqué el jardín del fondo de la prepa se llamaba "el pulpo".  

Realmente no tuve novios en la prepa y ni me hizo falta y pienso que no me interesaba, digo tuve uno que otro ligue y de ellos uno se semi ¿concreto? (salimos en algunas ocasiones) unos años después, bonito y locochón el asunto, por cierto ¡Qué bueno que pasó! Y bueno, fue hasta sexto que conocí a un chavo con el que salí un buen ratito, no era de la prepa y creeo que para el gusto de mi familia era "de buena familia", lindo muy lindo, listo como él solo, simpatiquísimo y eso sí, un lobo disfrazado de oveja, en resumidas cuentas un tipo genial.

Y vuelvo al punto, el próximo año harán 15 que comencé esa etapa genial. Me da gusto saber que mucha de la gente de aquellos ayeres sigue en mi vida, que son personas verdaderamente valiosas y que el cariño ha trascendido a través de los años.

La Sandra de hoy no sería lo que es sin haber cruzado por la prepa 6 entre 1999-2002 (la primera generación del milenio, mi número de cuenta comienza con 00),  no sería la misma si no hubiera sufrido la huelga y tenido que limpiar la prepa después de tantos meses cerrada, no sería la misma de no haberme cruzado con la gente tan maravillosa que hoy siguen siendo mis amigos, no sería la misma sino hubiera escuchado a los maestros de izquierda hablar, no sería la misma en serio no lo sería.




sábado, 20 de abril de 2013


Hace 9 años, por cumplir mis 20 decidí escribirme una carta que no abriría hasta cumplir 30, además me obligué a olvidar el contenido, no pensar para nada en él, para que de esta forma al llegar mi cumple en 2014 fuera una sorpresa. Cosa que logré, ya no recuerdo que escribí. Lo único que sé es que hay un sobre perfectamente bien cerrado en la casa de mis papás, en mi antigua recámara, en un cajón dentro de una caja de un perfume que usaba de adolescente y en donde conservo aún muchas cositas valiosas (para mi) de cuando iba en la prepa y en la universidad, cartas, dibujos, alguna flor seca o un papelito de algún dulce que me regalo algún chico que me gustara.


La vida ha cambiado mucho desde aquella primavera de 2004. Aún no terminaba la carrera, vivía con mis papás y mis relaciones amorosas tormentosas en el "eterno retorno de lo idéntico" iban y venían sin ton ni son. Era virgen, por lo menos en el sentido estricto de la palabra. Creo que no tenía muy claro en que quería trabajar, pero sabía que quería poner un granito de arena para mejorar el mundo. Ahora 9 años después, la vida me ha llevado a casi terminar la maestría, en algo en pro del desarrollo (por supuesto), en vivir con mi novio y tener una hija, es más ahora hasta en otra ciudad vivo. He trabajado en donde he querido y he tenido la gran oportunidad de viajar.

Solo falta un año ya para poder abrir esa carta y me pregunto, qué tanto ha cambiado la Sandra de 2004 a la que abrirá la carta en 2014. Y no me refiero al radical cambio en mi vida, sino a si sigo ilusionada por algunas cosas similares o si sigo siendo igual de idealista; si el amor como lo soñaba en ese momento es el que vivo ahora, si lo que hago laboralmente es lo que añoraba, si mi vida en terminos generales es lo que yo pensaba que sería para mis 30 ¿Me habré visto corta? ¿Habré esperado más?

 La verdad no lo sé,  me emociona, me intriga. Será viajar un poco en el tiempo, ahora solamente deberé esperar un año más.

Creo que el próximo año haré exactamente lo mismo, le escribiré a la Sandra del 2024 y quizás haga una más a la Sandra del 2034

domingo, 14 de abril de 2013

Cada decisión en la vida, te lleva a dos cosas: a alcanzar pero también a renunciar. Es una eterna dualidad. No es que esté bien o mal, simplemente así es.

jueves, 11 de abril de 2013


En mi clase de salud sexual y reproductiva, se tocó el tema de la diversidad sexual. Después de discusiones sobre de qué es la ética, de cómo se regula, de la necesidad de brindar derechos, me pregunto ¿Por qué complicamos tanto todo?¿Por qué no dejamos que cada quien ame a quien quiera amar de la manera en que quiera hacerlo? Es super sencillo, de verdad, es solo cuestión de respetar a los demás. A los únicos que debe importar la relación es a las personas que están involucradas



sábado, 6 de abril de 2013

Adulta contemporánea



Bueno, después de mucho pensarlo, me he decidido abrir un blog. Siempre me ha gustado escribir, libera mi mente loca, la ordena y me lleva a un estado de calma.
"Adulta contemporánea", se me ocurrió nombrar así a este espacio porque refleja la extraña sensación dual que tengo respecto a que en un año cumplo mis 30. Por un lado me emociona, puedo ver en retrospectiva muchas cosas que he logrado y la libertad que ahora tengo, pero por el otro me topo con que el límite de mi "juventud" en el sentido puro y real.
No creo que los 30 sean los nuevos 20, pero tienen también su encanto